lunes, 1 de abril de 2013

XVI. Mis primeros pasos.


Uno de los puntos a evaluar fue el resultado de la primer noche en Haedo, con un colado, pero bueno, al fin estaba en Haedo, no?

Cuando llegó la noche, además de prender unas velas -porque cabe destacar que recién el lunes podría hacer los trámites para el alta de la luz-, decidimos dormir de una vez por todas. Lola ya había elegido un rinconcito para ubicarse y parecía estar cómoda, así que la dejé ahí. Era bueno que vaya adoptando este lugar como suyo también.

Nicolás fue a la camioneta y trajo unas mantas que tenía ahí. No hacía frío, no veía la utilidad, pero bueno, ponéle que fue un buen gesto.

Subió y además de las mantas, traía unos sándwiches que había comprado en la esquina. Y un agua mineral.

“Cenamos” y yo me acomodé en la cama como para dormir. La incomodidad de esos silencios que necesitan ser llenados, aunque sea con humor. Ese momento fue cuando Nicolás se quedó parado al lado de la cama y lanzó la maravillosa frase: “¿Te molesta si dormimos juntos? El piso es duro.”

En ese momento recordé las palabras de Candela y me reí en voz bajita. Ella me dijo al oído cuando me venía: “Se te va a juntar el ganado, elegí bien con quién y dedicáme uno. Pero gancho, no quiero ser tía así, así que con protección por favor.” Ella siempre tan sutil y particular.

-Mirá, si prometés no tocarme un pelo, te dejo dormir a los pies…-
-Te prometo que no va a pasar nada que vos no quieras…-

Bueno, tantas veces me lo dijeron che. ¿Será a este a quién hay que creerle? Bueno, lo veremos al despertar.

Y así fue, no me tocó un pelo. Como buena histérica (mujer, sin tanto pero) me moví TODA LA NOCHE, para generarle algo. Creo que era inconsciente, pero así fue. Y él, se resistió toda la noche. Todo un caballero.

En fin. Robé luz otra vez del palier para calentar agua y tomar unos mates, a modo de desayuno y, por fin, despedir a Nicolás.

Cuando Nico se fue, prometiendo mantener el contacto, pegándome un abrazo como pocas veces me dio y diciendo que sea feliz; me llamó Mariano, para pasarme a buscar para ir a hacer los trámites de la luz.

Cuando por fin terminamos con esos asuntos, Mariano me trajo otra vez al departamento. Quiso quedarse, pero yo le pedí que se fuera. Necesitaba un rato de soledad para poder entender qué era lo que me pasaba, las emociones contenidas y demás.

Entonces fue cuando decidí buscar entre las cajas la correa de Lola, agarrar una bolsita -para la caquita de Lolis-, calentar el mate y salir a recorrer un poco. Para que Lola también disfrute del aire que me había enamorado.

1 comentario:

  1. Se junto el ganado bobino, el vacuno y ponele el porcino para no ser menos..!

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