lunes, 22 de abril de 2013

XXVI. Aventura en Haedo I

El sábado empezó con un "Tengo el día libre". Y terminó el domingo con un "Qué loco".

Vamos por parte. Mi mañana empezó con una leve tristeza. Porque sentí otra vez el desprendimiento, el dejar las cosas... Irme a Santa Fe y volverme, fue en alguna manera un nuevo parto. Un nuevo punto de partida.

Con el corazón medio roto me levanté, para serles completamente franca. (Por eso también mi ausencia por estos lares)

Parece que Amanda me leyó la mente a la distancia que nos separa -una puerta, tampoco es un oráculo- y se vino tempranito para casita, con un termo y mate, y su atado de cigarrillos en mano. Yo aún, restregándome los ojos, la miré extrañada y me dijo: "Tengo el día libre".

Y la propuesta vino acompañada por una orden -que me saque el pijama y que me vista- y que íbamos a salir a recorrer el barrio, sentarnos en la plaza, hacer ALGO. Básicamente.

Y así fue como me calcé el jean, las zapatillas y una remera no muy desabrigada y salimos en busca de no sé qué.


Si hay algo que valoro mucho de Amanda es que es muy emprendedora. Sobre todo, que tiene las ganas que yo no tengo. Ja.


Empezamos bordeando Perón...y caminamos por Caseros, hasta encontrar la Juan B. Justo, que se la habían recomendado a Amanda, por las casas viejas de Haedo y porque era una salida directa a la Avenida Rivadavia.

Cabe destacar que ninguna de las dos tenía ni la más puta idea de dónde estaba, así que, ella que es pura tecnología, prendió el GPS de su celular y por eso nos guiamos.

Un chalet bello que encontramos en el camino...
¿Vieron cuando presienten conocer un lugar? No sé si alguna vez les pasó, pero a mí me pasa con las calles de Haedo. Está bien que cuando supe que este iba a ser mi segundo hogar, me puse a ver fotos y todo eso; pero al caminar las callecitas, sentía que estaba caminando sobre mis propios pasos...

-Son calles antiguas...te da la sensación de estar protagonizando una novela de época...¿viste?-
-Sí, es verdad... No sé si a vos te apasiona tanto Haedo, o si estás tan enamorada como yo, pero me da la sensación de que nunca voy a querer irme de acá...-
-Posta eh. Vayamos buscando una casa que comprar eh...- me respondió Amanda, riendo.

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