lunes, 10 de febrero de 2014

XXXVII. Desarraigo + Humedad= Carola lluviosa.

El desarraigo y la humedad...mmm, no son buenos amigos para mí.

Hace casi un año que estoy por estos pagos: tengo trabajo, amigarche, nuevos amigos y, ante todo, un futuro por delante en la ciudad que me enamoró desde el primer momento en que la ví -y antes también-. Pero después de todo este tiempo, el desarraigo me pesa. Y mucho. Y mucho más, un día como hoy, tan lluviosito y molesto para los peinados. Menos mal que hoy no tengo que salir a la calle, porque pintaba rodete de acá a la China.

Estoy despierta hace unos cuántos minutos, ya voy por el segundo termo de mate. Con café y azúcar, para que no me caiga tan mal. Ja.

Hoy es mi día de franco, ¿saben? Ayer tuvimos una tarde de locos en el laburo y hoy tengo los pies que no los siento. Me dormí enseguida anoche, cosa que estoy haciendo bastante a menudo, culpa del trabajo también.

La cuestión es que, mientras me pongo al día con esta columna, que la había dejado bien olvidada por cumplir con mis deberes de estado -PERRRRDÓN-; espero que mi hermana se despierte para ir a trabajar y me mande un mensaje de buenos días, como casi todos los lunes, y poder contestarle que la extraño como cada día lluvioso. Porque en Santa Fe teníamos un ritual: cada día de lluvia, hacíamos tortas fritas y tomábamos unos mates en la galería, mientras veíamos la lluvia. 

Por otro lado, mi cabeza no para de pensar. El otro día hablando con Amanda, que dicho sea de paso a falta de trabajo consiguió dos, concluimos en que esta etapa de mi vida, está muy completa. Y que mis días en Haedo han sido más que agradables.

#ASeguirCaminandoCarola

sábado, 10 de agosto de 2013

XXXVI. Mariano quiere...

Hace unas semanas que, oficialmente, estamos saliendo con Mariano. Y está profundamente pesado, también, hace unas semanas.

Ayer hablando con Ferchi por Skype, estábamos poniéndonos al día, y le comenté las buenas nuevas. A lo que ella respondió, primero con desconcierto, y después, con alegría.
En realidad, lo que necesitaba, era un consejo. Porque Mariano todo el tiempo quiere coger. Si nos juntamos a tomar mate, quiere coger. Si salimos al Centro, quiere ir a un telo a coger. Si salimos a cenar, quiere...coger.
Y yo no soy tan así. Con una vez, me alcanza y me sobra.

Al empezar la charla, recordamos momentos de la secundaria en la que ambas éramos dos revoluciones hormonales caminando. Y cómo después nos fuimos aquietando con el paso del tiempo, las responsabilidades, los horarios...y los muchachos.
Paso siguiente, para llegar a una conclusión, necesité que me dijera qué hacer. Ferchi, como toda una buena doctora, me dijo que para el hombre el sexo es considerado una necesidad básica. Nada nuevo, digamos. Y que, en sí, quedaba en la mujer la decisión de satisfacer esas necesidades. 

Mi principal problema es que, últimamente, no podemos mantener una conversación sin que el doble sentido aparezca, o las dobles intenciones, mejor dicho, aparezcan. 

Cuando corté la video llamada con Ferchi, me remití a mi vieja colección de Cosmopolitan. Para algo me tenían que servir todas esas revistas de mierda en las que habían invertido muchos ahorros.

Después de leer titulares como "Sé la mujer que tu chico espera", "5 pasos para ser la novia ideal", "10 tips para enloquecer a tu chico en la cama", me rendí. Y me puse a reír, dulcemente, de todas las situaciones que iban describiendo. Como por ejemplo, las incontables notas de sexo que trae -como las muchas otras revistas para mujeres que fui comprando a lo largo del tiempo-, los comentarios de las lectoras super satisfechas y la gente que te dice cómo ponerla, por dónde, cuándo, por qué, etc. etc.

Me rendí y empecé a leer las notas que te decían cómo ser una fiera en la cama, a ver si de una vez por todas, lo dejaba exhausto y no pedía más por más de una semana.

Ahí me ví, completamente inútil.

Inútil porque no creo que haya mujer que conozca, que tenga la suficiente memoria como para aprenderse las poses sexuales que estas cosas ofrecen. No me imagino probando una como 
"el hindú que vuelve de la guerra", la verdad. O mejor dicho, ahí viene la parte de las risas. Porque me imagino con Mariano sentado en la cama, esperando a que le diagrame las posiciones elegidas para la noche de sexo desenfrenado. Y no creo que este chico pueda esperar tanto tiempo. Te la ponen, y YA. No les importa mucho por dónde, ni cómo, ni en qué posición. Básicamente, ellos la ponen y listo.

Además, con todas las cosas que tenemos en cuenta nosotras para el encuentro...con todos los complejos e inseguridades que acarreamos....
que si se me ve la chicha, si tengo celulitis, que mejor sea con la luz apagada, que si me pongo arriba me cuelgan las tetas y va a descubrir que es todo efecto push-up, que si me pongo abajo las muchachas se separan más de lo que están, que si se me corre el maquillaje, que mejor no me toque las piernas porque mañana voy a la depiladora…


Dejáte de joder. El pibe se me va a la mierda y no vuelve nunca más. Y con total razón, antes que probar cualquier boludez de estas... Y si encima tenés que proponerle algo "exótico" tipo la pierna izquierda en el hombro, la derecha en la cintura, la mano izquierda en la pelvis, la derecha en el culo, al otro día terminás caminando como digna provinciana que se bajó recién del caballo, y tomando quince analgésicos.

En fin, es más lo que me reí de la situación que lo que aprendí. Si total esta noche viene Mariano y, por más que le diga que demore un cachito porque me quiero depilar, va a venir antes, me va a dar dos besos en el cuello y me va a derretir, al punto de olvidarme de todo.

Y él, se va a olvidar si usó el perrito, el mambrú, el mediador de justicia o la hamaca paraguaya. Hasta que se puso a pensar, ya me cogió.

miércoles, 3 de julio de 2013

XXXIV. Mi primer fiesta en Haedo.

Hace un ratito que llego de la inauguración del restaurante. 
Sí, como lo leen. Fue una LARGA noche.

Primero, hace un tiempo que ya estamos laburando, pero no habíamos hecho la inauguración oficial con las familias y los amigos de los que trabajamos ahí, así que Mariana -la jefa- organizó tipo fiesta para todos.

Así que a las cinco de la tarde, allí fui a ayudarle a cocinar y a preparar todo. 
Cuando ví todo lo que había para cocinar, me quise morir. Así que aproveché y le propuse a Mariana si quería que llame a una amiga para que me ayude, y de paso le dábamos una mano porque estaba sin laburo. Ella no tuvo problema, y allá fue Amanda con mi chaqueta y gorro.

Antes que Amanda llegara, acordé con Mariana todo lo previo -la mise en place, se dice en cocina-, así la desligaba de cualquier detalle mayor. De la cocina. Porque tuvo miles de detalles para cubrir en otros aspectos. Ja!

Para que empiecen a imaginar, mientras hervíamos papas, zanahorias y huevos, adornamos las mesas y armamos la lista de invitados, para que quede en la puerta. Robotina, un poroto.

Si hasta ahí estábamos cansadas, cuando empezamos a terminar, llegó la mejor parte. Faltaron dos mozos. Así que además de participar en la fiesta, también servíamos las mesas.
Me sentí una pobre provinciana explotada. Y lo peor, no sabía con qué cara mirarla a Amanda, porque pobre de ella, sólo había venido a cocinar...y mirá todo lo que estaba haciendo!

Por suerte, entre servicio, cocina y baile, tuvimos una performance ideal. Tomamos mucho, eso sí. Es que correr tanto te da sed. Ponéle.

No sé qué tan bien habrá quedado la imagen de la cocina bailando en la pista, porque estábamos con las chaquetas meta bailongo. Cada tanto volvíamos a la cocina para controlar que todo estuviera en orden y para ver que el resto de los mozos no hiciera lío.


Ah, a todo esto, como invitados estaban los de la inmobiliaria, por lo tanto, Mariano también estuvo allí. Así que entre cocina, moza y baile, también le di unos besos en el patio, cuando salíamos a fumar y nadie nos veía.

Así que bueno, después de todo esto, me estoy tomando unos mates con ustedes, mientras escribo y mientras le mando un mail a mi hermana. 

Mi primer fiesta en Haedo. Jua. Quién te ha visto, Carola.

domingo, 30 de junio de 2013

XXXIII. Las NUEVAS buenas.

Hoy tengo franco. Pero ya tengo el horario acostumbrado, así que me desperté tempranito. 
Les tengo que confesar algo. En realidad, en la columna anterior les re mentí. No era que no tenía novedades de Marian. TENGO novedades. Y es que está durmiendo acá al lado mío, así que traté de hacer el menor ruido posible para poder escribirles, y explayarme todo lo que antes no pude.

Como saben, vivo en un monoambiente, así que les estoy escribiendo desde el piso del baño, sentada chinito, con la compu en la falda y el mate en el piso. Muy campestre la imagen, por cierto.

Anoche, Mariano me invitó a cenar. Después de una cena muy linda en un restaurant de la zona, decidimos venir a casa a tomar unos mates. Bueno, por más que tenía yerba, una cosa llevó a la otra y bueno, sucedió.

Por eso lo tengo durmiendo en la cama, y yo sentada en el baño. Mientras les escribo a ustedes, me mensajeo con mi hermana a las 9.43am., contándole todos los detalles, como hacemos siempre.

Para hoy, no tengo mucho por hacer, así que en breve le voy a preparar el desayuno a Marian (a veces soy tierna y cursi) y planeo unos buenos mates con Amanda.

¿Saben qué? Extraño mucho la Costanera de Santa Fe. Me parece que cuando vaya a Santa me voy a traer un par de fotos, así no extraño tanto.

XXXII. Todo empieza a dar sus frutos fritos.

Un cielo bastante gris me cobija hoy.

Perdonen la demora en aparecer por aquí, pero estas semanas -¿un mes hace ya?- han sido una locura de horarios. Entre que empecé a trabajar fija en la cocina del salón, que tiene un restaurante incipiente, y los deberes de amiga, digamos que estoy un poco hasta las tapas.

No quería dejar de contarles mi primer semana como una cocinera hecha y derecha aquí en mis nuevos pagos de Haedo.


Mi jefa se llama Mariana. Cumplo horarios como loca. Aprendí a hacer risotto (shh, no sabía). Aprendí a despertarme sola. Y a manejarme por el barrio.

Haedo me estaba despertando y haciendo ser una persona que no conocía. Que ni en mi mejor época de Santa Fe había logrado encontrar.

¿Qué tenía Haedo para mí? ¿Qué era lo mágico de Haedo?

Entre mates y algunos ratos libres, Amanda me comentó que el niño de Mechi participaba en una muestra de guitarra, por lo que ella nos había invitado por si queríamos ir. 

Así que allí fuimos a aplaudir al muchachito. Y a bancarnos a todos los otros que no tenían ni idea de música. Bueno, habló la cocinera, viste.

Después de la muestra, fuimos a comer a lo de Mechi con toda su familia y con Amanda. Nosotras no teníamos ni la más puta idea de lo que estábamos haciendo ahí, pero disfrutamos el rato compartido.

Bueno, sin novedades en el frente con Marianito, deseando fuertemente unos cuantos días de descanso para poder irme a Santa y abrazarla a mi hermana. La necesito so much.

Pero toda cosecha, tiene su plantación. Y toda plantación, tiene sus sacrificios, no? Acá estamos fritos con los frutos.

miércoles, 8 de mayo de 2013

XXXI. Yo te quiero dar...

Hoy entregué unos alfajores que me encargaron los del Salón y volvimos a vernos con Mariano. 

Primero, antes que nada, nos dimos unos besos, como si fuéramos dos adolescentes, OTRA VEZ. Lo bueno es que esta vez fueron adentro del departamento, y ya no sentía la necesidad de ocultar nada. Y después, sí, preparé unos mates y nos sentamos a hablar.

-No es mi intención avergonzarte...- me dijo, mientras abría un paquete de masitas (no me importa lo que digan, para mí son masitas, NO galletitas).
-¿Avergonzarme? ¿Por qué?-
-Porque vi tu cara el otro día cuando te vieron las chicas...-
-No me avergüenzo... Sólo...digamos...que tengo un poquito de pudor...-
-Pero si un beso es lo más lindo del mundo, Car...además era de noche, justo nos vieron tus amigas...pero si no, re da.- me dijo con ojitos de perro mojado.

Lo que Mariano no comprende es que, en la era de la tecnología, todo el mundo comparte con TODO el mundo e indiscriminadamente, lo que pasa en su vida; yo detesto hasta las demostraciones en público. Sí, ya sé. Estoy compartiendo mi vida con ustedes, pero es algo completamente distinto, porque por ejemplo, esto es bastante literario, no muestro más que mis palabras y trato de describir las fotos que no ven, lo más posible, para que sientan que están a mi lado.

Hace un tiempo leí un artículo de una coterránea que se titulaba "Las redes sociales y el peligro de caer en la boludez". Creo que le voy a pasar el link a Mariano, para que me entienda un poquito en esto del pudor...

En fin. Después de unos mates, me propuso que lo acompañara al centro a hacer unos trámites. Y de paso, recorrer un poco, dar la vuelta al perro, vio. Y a terminar de cerrar un par de acuerdos en cuanto a "esto" que teníamos. Y otra vez la Plaza San Martín fue testigo de mis aventuras, cuando bajamos mate en mano.

-Yo no quiero ofrecerte algo que no tengo...- 
-Pero no seas tonto...me estás ofreciendo tu compañía, tu cariño...tus ganas de ayudarme... Eso ya es un montón...-
-Yo te juro que te quiero dar... (momento incómodo, las mujeres me entenderán) algo mejor, pero me estoy separando...y las cosas vienen complicadas...y vos realmente me gustás, pero mas que esto no puedo ofrecer...-
-¿Te parece que es poco?- le dije, tomando su cara entre mis manos y dándole un corto beso.

Es que algunas veces, alguien tiene que ceder...no?

viernes, 3 de mayo de 2013

XXX. Treinta veces Carola.

Antes de comenzar, gracias por quedarse ahí durante treinta veces. 
A los que pidieron más, a los que me leyeron y apoyaron, a los que se engancharon tarde y a los que me dieron más que una mano, treinta veces: GRACIAS.

El reloj no marcaba más las nueve. 
Gracias a Dios, porque tenía aún un millón de cosas por hacer.

Decidí sorprender a Mariano con un entrecot grillé al perejil. No, mentira. Si no le gustaba el perejil...ja! Entonces, vamos de nuevo, decidí hacer bondiola con salsa de peras, que fue el plato por excelencia que me reclaman cada vez que viajo a Santa Fe. Como guarnición, elegí unas berenjenas asadas con salsa de cuatro quesos, que me estaban quedando de maravillas.

Por la mañana fui al chino a comprar lo que necesitaba. Acompañada de Amanda. No me acuerdo si les conté, pero está buscando laburo, porque la "pasaron a disponibilidad". A disponibilidad de hacer lo que se le cante: la rajaron, chicos.

-Debés sentir algo lindo por este chico... porque en lo que te conozco, jamás te vi tan entusiasmada por cocinar...-
-Estoy volviendo...- le contesté, mientras agarraba un canastito para el super.
-¿Volviendo?-
-Sí, cocinar es mi amiga del alma. Yo hago terapia cocinando... Y desde que me mudé, sólo hice cosas poco complejas... Y bueno, cocinar me hace bien. No al pedo es lo que elegí como carrera...-
-Sí, como las tartas de choclo que me hiciste la otra vez...-
-¿Ves? Eso es. Yo cocino como muestra de cariño. Tenés razón. Pero también porque me nace demostrar lo que sé hacer...-
-No me des más vueltas, ¿querés? Mariano es alguien importante y punto.- dijo Amanda, sentenciando.

¿Sería verdad que yo estaba tan entusiasmada en la cocina, sólo porque Mariano era importante? ¿Amanda tenía razón y yo no quería reconocer que me movía el piso? Yo sé lo que les dije ayer, que me movía el piso, pero tampoco para que sienta "algo". Y en ese caso, ¿qué sentía por Mariano?

Después de hacer las compras, Amanda, como está al pedo, pobre, me vino a cebar unos mates, mientras yo trataba de recordar el orden de los ingredientes, poner en marcha la cena y demás. 

-Papel aluminio, ¿tenés?- repasaba en voz alta, ante la mirada atenta de Amanda.
-Si me preguntás a mí, creo que en casa hay uno de cuando vinieron las chicas e hicimos brownies...- me respondió riendo.
-No, tonta, estoy repasando qué es lo que necesito, como para tener todo y ya quedarme tranquila...-
-Bueno, bueno. Ah, escuchá, hoy nos juntamos con Mechi. No te dije antes porque sabía que tenías esta "cita" y te iba a molestar no poder ir...-
-No hay drama Ami, es cuestión de organizarse. Si la "cita" se torna embolante, me tendrán ahí... ¿Es en su casa?-
- Sí, sí. Donde fuimos la otra vez... A las 22. Cualquier cosa me avisás y te venimos a buscar con el auto. No creo que Me tenga problema. - dijo, pasándome un mate. -Me mandás un whatsapp con un SOS y venimos al rescate!- dijo, remedando la voz del astronauta de Toy Story.

A las nueve en punto, tocaron el timbre. Bajé a atender y era Mariano, con una bolsa no muy grande en su mano. Esperó a que subiéramos y me mostró un vino tinto Malbec y dos chocolates.

Estaba todo listo, la mesa preparada. Pero él atinó a empezar a joder las cosas. 
Mientras yo estaba de espaldas, resolviendo el emplatado, él vino y me abrazó desde atrás y  me dijo un par de cosas al oído. Como que estaba todo muy lindo y que gracias por la cena.

No les voy a negar que me encantó el gesto, pero no daba. Era nuestra "primer cita". Qué rapido sos, Marian.

Entre pitos y flautas, todo se tornó muy llevadero. Pero él, que parecía no ser muy caballero, para las diez, ya había juntado los platos. Y diez y media me dijo "Me tengo que ir, tengo que mostrar una casa temprano".

Antes de bajar a despedirlo, le mandé un mensaje a Ami, para que me vinieran a buscar. Yo aún tenía un vino sin empezar y ganas de seguir la noche, vio. Porque me había preparado como si esto fuera para largo, y en una hora y media, finiquitamos el tema.
Bajé a abrirle.

-Muy rico todo, Cari-
-Me alegro que te haya gustado...- dije, casi sonrojada.
-Hay que repetir esto más seguido... Pero la próxima cocino yo...-
-Dale, dale. ¿Y con qué me vas a sorprender?-
-Con esto...- Acto seguido, me encajó (sí, me encajó, porque no lo esperaba NI AHÍ) un beso de tipo Hollywood. Yo no les voy a negar que lo seguí. Muy a gusto, por cierto.

Toda esta situación romántica, novelera y empalagosa, estaba siendo observada por las chicas, que aún dentro del auto de Mechi, aplaudían y miraban como viejas chismosas. Muy idiotas por cierto. Cuando caí en la cuenta, lo separé y seguramente me habré puesto del color de una frutilla.

Marian se dio vuelta rápidamente y vio a las chicas. Se dio cuenta por qué había cortado el beso. Sin más, me dio un beso en la mejilla, así ruidoso y se aproximó a su auto, que estaba estacionado detrás de las chicas. Las saludó y se subió rápidamente y avergonzado. 

Éramos dos adolescentes, les juro.

Subí a buscar el vino y los chocolates que habían quedado y bajé nuevamente para irme con las chicas.

#LadiesNight

Seguramente, iban a querer que les cuente detalles y demás. Yo no estoy tan acostumbrada a hablar de mí, pero si querían detalles, los iban a tener. Amanda ya formaba parte de mi vida, y ahora Mechi, a quien sentía que conocía de toda la vida; así que estaba más que cómoda.

-Boluda te dicen a vos, eh...- dijo Mechi, sirviendo vino para nosotras y cerveza para ella. -Chon-ga-zo!-
-Lo peor, es que yo lo conozco de antes... Y como estaba con otro chonguito, no pude mirarlo con detenimiento...- dijo Amanda, riendo fuerte.
-Bueno, chicas. Si ustedes conocieran los bagartos con lo que estuve, agradecerían que esté con Marian...-
-Ay, Marian, Marian...- dijo Mechi, tirándome un almohadón, adolescentemente.

Las chicas habían comido asado. Habían hecho karaoke y habían despedido a dos chicas más que ya habían dicho basta en una noche de viernes.